Durante la pandemia, mi mente creativa decidió que lo mejor que podía hacer era lanzar una escuela de yoga online. Me entusiasmé y creé un gran proyecto: programas mensuales y una biblioteca de clases de distintos niveles y estilos, pensada para que cualquiera pudiera practicar.

Fueron meses intensos: diseñar el contenido, preparar secuencias, grabar varias clases y meditaciones al día, editar, elegir música, subirlo todo a YouTube y a la plataforma que usaba en ese momento… Un ritmo muy loco!

Perseguí el sueño de generar ingresos online, pero me convertí en una mujer orquesta con demasiadas cosas sobre mis hombros. Un día desperté con ansiedad y comprendí que no era sostenible ni coherente.

Aun así, la experiencia fue increíble y, entre todo ese proceso, grabé cientos de clases de yoga.

Finalmente, cerré la escuela, pero muchas de esas clases siguen vivas en mi canal de YouTube. Me encanta cuando alguien me dice que ha practicado conmigo, porque siento que todo ese esfuerzo sigue teniendo sentido.

✨ Así que, si te apetece, te invito a practicar conmigo. ¡Nos vemos en el mat!